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¡Voluntarias contra el hambre! En Bazurto, ocho mujeres se unen para el rescate de alimentos.

Desde el pasado 22 de mayo, un grupo de voluntarias del Banco de Alimentos de la Arquidiócesis de Cartagena se unió para rescatar frutas, verduras y otros alimentos que llevarán a las personas más necesitadas.

En una mañana protagonizada por una fría lluvia (poco frecuente en la ciudad capital del departamento de Bolívar), era el momento de subir la temperatura en el sector del mercado de Bazurto. Fue así como un grupo de ocho mujeres, con pitos y folletos, estaba dispuesto a llegar a los corazones de los más de tres mil comerciantes de esta plaza con un objetivo: construir una muralla contra el hambre.}

Bajo la consigna de que, ante situaciones adversas, vale más la voluntad de llevar el bien, comenzó su recorrido a lo largo de una gran zona de esta central de abastos. Allí, tras un camino que empezó bajo la lluvia y pisando el barro generado por el agua que caía sobre este lugar, los pitos empezaron a sonar y, los transeúntes, a preguntarse qué sucedía.

Entre la duda sobre quiénes eran las personas que por allí pasaban y la deducción de que este grupo pertenece al Banco de Alimentos de la Arquidiócesis de Cartagena tras un momento de observación, Denis, Dora, Nelba y sus compañeras empezaron a llegar a cada uno de los comercios. 

Una de las voluntarias del Banco de Alimentos entrega un folleto a un comerciante del Mercado de Bazurto.

Fue así como comerciantes de maíz, verduras, maracuyá y papaya, unidos a las personas que ya se encontraban comprando en este lugar, se dieron por enterados de que el Banco de Alimentos, en pro de cerrar la brecha de inseguridad alimentaria, está y estará a partir de ahora en el mercado de Bazurto. Tratando, entre otras cosas, de disminuir uno de los problemas que aporta al flagelo sufrido por más de 15 millones y medio de colombianos: el desperdicio de comida.

De acuerdo a Juan Carlos Buitrago, director ejecutivo de la Red de Bancos de Alimentos de Colombia, ABACO, en declaraciones para la Universidad de Antioquia, si se aprovecha la cantidad de alimentos desperdiciada, es posible alimentar a ocho millones de personas.

Es así como se hace necesario resaltar que, en Colombia, se bota a la basura el 34% de los alimentos que se producen. Y que, de ese porcentaje, el 21% se desecha en la distribución. Categoría en la que entran centrales de abastos como el mercado de Bazurto (donde se desperdician 6.5 toneladas de alimentos por día). Resaltando cuán necesario es que, entre las entidades ya presentes en este sector, el Banco de Alimentos también aporte su granito de arena. 

En este aspecto está de acuerdo José Luis Alcázar, comerciante de papaya quien, aparte de mostrar su afinidad con esta iniciativa, también destacó el papel fundamental que juega la solidaridad para reducir el hambre en la ciudad de Cartagena:

“Estoy de acuerdo en que estén visitando el sector. Aunque no hay mercancía estable, de pronto el compañero del frente tiene para dar y así. Es mejor que se lleven los alimentos a personas que los vayan a consumir, que botarlos y que se pierdan.”, expresó Alcázar. Quien, en un acto de beneficencia, optó por donar una canasta entera de papaya al Banco de Alimentos para su distribución a las personas asociadas a este programa de la Arquidiócesis de Cartagena.

Y es que esta fue una acción que no solo se dio en esta ocasión. De la misma forma, vendedores de maracuyá, piña y otras frutas también aportaron a disminuir la cantidad de alimento desperdiciado para cerrar la brecha de inseguridad alimentaria. 

Durante la jornada, también se recibieron donaciones tras conocer de la labor del Banco de Alimentos de la Arquidiócesis de Cartagena

Este objetivo se tiene en mente desde distintas entidades con participación en la ciudad y el país – entre ellas el Banco de Alimentos arquidiocesano -. Y toma en cuenta a las casi quinientos mil personas que no comen las tres comidas en una de las principales ciudades de la Costa Caribe colombiana.

Con los zapatos llenos de tierra mojada, pero con una sonrisa de oreja a oreja por el deber cumplido, Dora, Nelba, Denis, Helena, Laiz, Blanca, y Urzulina, culminaron con su jornada como voluntarias dentro de Bazurto. 

Desde entonces, su labor fue llevar los alimentos donados hasta la Bodega 51 del Centro Comercial e industrial de Ternera #1, sede de este banco de alimentos. 

En este lugar, las donaciones fueron recibidas y, una vez registradas de acuerdo a su peso y cantidad, fueron llevadas a fundaciones y ollas comunitarias asociadas que requieren semanalmente de su cooperación. Una que partió desde el mayor centro de abastos de Cartagena tras actos de bondad protagonizados por comerciantes conscientes del hambre en la ciudad, y por este grupo de voluntarias que construyen una muralla contra el hambre. 

Finalizada la jornada, cerca de las diez treinta de la mañana, Denis Gómez, miembro de este grupo, sostuvo un balance positivo de su visita al mercado de Bazurto. 

“Gracias a Dios los señores, las personas que nos dieron, el señor les tocó el corazón y quisieron donarnos hoy. Nos dijeron que los días que vayamos a venir nos van a dar alimentos. Que van a ser los lunes, miércoles y viernes.”

Es así como, por parte de comerciantes y voluntarias, se empieza a marcar la diferencia desde la solidaridad y el amor al prójimo. Valores necesarios a la hora de tender la mano a quien lo necesita y de contribuir a que la ciudad y su población siga progresando durante los años venideros. 

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